Herencia ancestral permitió a culturas prehispánicas garantizar sostenibilidad agrícola
Una de las estrategias que está permitiendo al Perú enfrentar con buenos resultados el impacto del cambio climático y la escasa disponibilidad de agua para la agricultura y el consumo humano, es la “siembra y cosecha de agua”, una de las máximas expresiones de la cultura hídrica andina ancestral que permitió garantizar la sostenibilidad agrícola.
10:40 | Lima, may. 31.

La siembra y cosecha de agua conjuga
todas las alternativas tecnológicas prehispánicas y modernas, y
consiste básicamente en el almacenamiento del recurso hídrico mediante
la construcción masiva de zanjas de infiltración en terrenos con
pendiente y el establecimiento de plantaciones en las cabeceras de
cuencas hidrográficas, donde nacen los ríos.
Del mismo modo, se logra a través de la construcción
de terrazas de formación lenta con barreras vivas (árboles y arbustos),
la construcción y protección de presas, reservorios y estanques en
partes estratégicas.

Asimismo, la
reforestación de todos los terrenos eriazos altoandinos, involucrando a
la comunidad agrícola; desviación de escorrentía (agua de lluvia que
circula libremente sobre la superficie de un terreno) y excedentes
hídricas para recargar los acuíferos o fuentes de agua.
También se garantiza
la disponibilidad de agua mediante el manejo y cuidado de manantiales y
puquiales, el fomento de buenas prácticas agronómicas e hídricas; y el
uso adecuado de pastos, con áreas de rotación para dar sostenimiento a
la productividad agrícola.
Esto fue perfectamente comprendido por culturas
como Chavín, Nasca, Mochica, Chimú, entre otras que lograron la mayor
eficiencia posible con obras de ingeniería hidráulica, las cuales hoy en
día siguen sorprendiendo por la vigencia de su funcionamiento. Estas
técnicas fueron perfeccionadas y expandidas por los incas en
gran parte del territorio que controlaban, con lo cual garantizaron la
provisión de este líquido vital y de alimentos a toda su población.
Reconocimiento internacional
Hace
unas semanas la experiencia peruana sobre la siembra y cosecha de agua
recibió un reconocimiento internacional y fue distinguida como una de
las mejores del mundo, y se resaltó su carácter integral y
participativo.
En la actividad, organizada por
la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), participaron
representantes de seis países de la región y en representación del
Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego, los técnicos de la Unidad
Ejecutora Fondo Sierra Azul, se lucieron al mostrar la alta calidad de
los diseños de los diques para la optimización de las qochas que tienen
una vida útil de hasta 100 años.
También
explicaron las características propias de cada dique en función de su
ubicación en la cuenca y el estudio de la zona para desarrollar otras
actividades como zanjas de infiltración y reforestación con especies
nativas que ayudan a la infiltración de agua a los acuíferos. Esto como
parte de la visión integral que se tiene en el Perú sobre la siembra y
cosecha de agua.
Estrategia frente al cambio climático
El Ministerio
de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) impulsa esta estrategia desde
hace varios años y resalta la “siembra y cosecha de agua”, mediante el
almacenamiento en las partes intermedias de la cuencas hidrográficas,
tanto del Pacífico donde se encuentran los ríos de la costa, y del
Atlántico, de donde surgen los ríos de la sierra y selva.
“Con
ello se puede enfrentar el cambio climático, que afecta los glaciares
en los Andes y con ello peligran las fuentes de agua de la que se
abastece la agricultura, las industrias diversas y el consumo humano en
general, lo que convierte al Perú en uno de los países más vulnerables a
este problema global”, comentó.
Consideró también fundamental
intensificar la inversión en el riego tecnificado, sobre todo en la
costa donde escasea el recurso hídrico. En tal sentido, el Midagri
enfatizó la necesidad de optimizar el uso eficiente del agua, con el
objetivo de duplicar el 30 % que se aprovecha actualmente.
El
Midagri resalta que es muy importante que en los sucesivos gobiernos se
continúe lo avanzado, sobre todo en iniciativas como el fondo Mi Riego,
dado que el riego en la sierra es clave para salir de los monocultivos y
tener más campañas al año (actualmente se tiene una en promedio), así
como diversificar la cartera de cultivos.
Un
aspecto que mereció la atención internacional y que reconoció a la
citada estrategia como un modelo a seguir, es que en la construcción
trabajan los propios beneficiarios, luego ellos mismos después de ser
capacitados se encargarán del mantenimiento de los aliviaderos los
diques y el manejo de válvulas.
Sostuvo
que delegar estas tareas empodera a la comunidad, la fortalece y por
decisión comunal usan el agua en las tareas que consideras más
esenciales.