Por: Jorge Baca Campodónico
Economista Principal de MAXIMIXE
El Congreso esta semana aprobó con ciertas modificaciones
la ley para la Reconstrucción Nacional con Cambios (RCC). La ley
aprobada no explicita “el plan” de reconstrucción, sino que plantea que
éste sea elaborado por “la Autoridad” para la reconstrucción con cambios
(ARCC) y aprobado por el Consejo de Ministros. De acuerdo a las
declaraciones del presidente de la república, el plan no debe contemplar
simplemente la reconstrucción de la infraestructura destruida sino
mirar al futuro para que los impactos de los fenómenos de El Niño no se
repitan. Es decir, que el desastre del fenómeno de El Niño Costero no
debe ser visto como una tragedia sino como una oportunidad para
construir un país moderno.
Lamentablemente, las necesidades apremiantes de la reconstrucción han
motivado que el Congreso otorgue al ejecutivo carta blanca para la
elaboración del plan que en principio debería requerir de un debate
nacional ya que se está definiendo lo que será el país en los próximos
30 o 50 años. En esta entrega presentamos algunos aportes para que el
plan no sea meramente un listado de la infraestructura a reponer, sino
que sea un plan para construir un país moderno.
Los mayores daños causados por el Niño Costero se han dado en la
infraestructura de riego del sector agricultura. Miles de bocatomas,
canales, diques, reservorios, acequias y compuertas han sido destruidas.
La no reparación oportuna de esta infraestructura impedirá la
distribución del agua a las parcelas irrigadas y por lo tanto
imposibilitará las cosechas futuras. También sabemos que el sector
agropecuario ostenta la productividad más baja de todos los sectores de
la economía.
Una forma de medir la productividad de un sector es la productividad
laboral que nos dice cuantos miles de soles produce un trabajador
(PBI/número de trabajadores). En el Gráfico 1 se presenta la evolución
de las productividades laborales de los sectores agricultura y minería.
Constatamos que si bien la productividad del agro ha venido
incrementándose aún es 50 veces menor que la productividad del sector
minero.

¿A qué se debe esta abismal diferencia en las productividades de los
sectores agropecuario y minero? Las principales causas son la falta de
inversión y la falta de educación en el sector agropecuario. El sector
minero hace uso intensivo del capital posibilitando una alta
productividad del factor trabajo. El sector agricultura no ha realizado
inversiones masivas para mejorar el capital existente. El uso de la
micro irrigación es incipiente y se da mayormente en los nuevos
proyectos de irrigación (Chavimochic, Olmos, etc.). La gran mayoría de
la tierra agrícola que no depende de la lluvia aún utiliza la técnica de
inundación como método de riego. Las mejoras en productividad
registradas en los últimos 20 años por el sector agropecuario se han
debido mayormente a la incorporación de nuevas tierras con técnicas
avanzadas de irrigación y a tímidas actividades de extensión
agropecuaria traducidos en programas como Sierra Productiva y Sierra
Exportadora.
Lo que el Perú requiere es una verdadera Revolución Verde que eleve la
productividad laboral del sector agropecuario de los actuales 6.700 a
67.000 S/ de 2007. ¿Cómo hacer una realidad un aumento de 10 veces de la
productividad? La solución pasa por un cambio radical de los sistemas
de distribución de agua en cada una de las 159 cuencas con las que
cuenta el país. Este cambio radical debe permitir aumentar la frontera
agrícola, masificar la forestación de las zonas altas de las cuencas y
promover la generalización del uso de la micro irrigación.
El actual sistema de distribución consistente en reservorios,
bocatomas, compuertas, canales y acequias sumados al sistema de riego
por inundación tiene una eficiencia inferior al 35%. Es decir, por cada
100 litros de agua disponible en el origen de la cuenca sólo se llegan a
aprovechar efectivamente 35 litros o menos. La ineficiencia ocurre por
la evaporación del agua en los canales de distribución, por las pérdidas
por filtraciones en los canales (especialmente los canales que no son
revestidos de cemento) y por la ineficiencia del método de riego por
inundación comparado con técnicas de micro riego (aspersión, riego por
goteo, etc.). Hay que adicionar las perdidas asociadas a este sistema de
distribución como son el robo frecuente del agua, la no disponibilidad
continua del agua (asignación por horas), pérdida de tierra agrícola
para los canales, necesidad de puentes para tránsito, etc.
Todo lo anterior se podría solucionar utilizando un sistema de
tuberías de plástico de alta densidad (HDPE, por sus siglas en inglés)
bajo tierra, que posibilitarían un uso racional y eficiente del recurso
escaso como es el agua. Los resultados que se tienen de países que
utilizan este método de distribución como Israel, India, EUA, Canadá y
muchos países árabes, indican que si el sistema de distribución por
tuberías es utilizado en conjunción con el sistema de micro irrigación
la eficiencia del sistema es superior al 80%. En otras palabras, la
introducción del sistema de distribución por tuberías permitiría
teóricamente más que duplicar la frontera agrícola.
Los sistemas de distribución de agua por tuberías (PDS, por sus
siglas en inglés) además de ser más eficientes, permiten distribuir el
agua al usuario final en forma presurizada abaratando la instalación de
los sistemas de micro irrigación y reducen significativamente los robos y
garantizan una disponibilidad a presión constante las 24 horas del día.
El uso de válvulas de control y sensores controlados por telemetría
facilitan la administración racional del uso del agua en toda la cuenca
no sólo para fines agrícolas sino para otros fines. Su instalación es
rápida y se presta para la creación de concesiones por cuenca de los
recursos hídricos.
El desastre causado por el fenómeno de El Niño Costero en la
infraestructura agropecuaria presenta una oportunidad única para
transformar un sistema de distribución de agua obsoleto, como es el de
distribución por canales e irrigación por inundación, por una de mayor
eficiencia y fácil administración como es el sistema de distribución por
tuberías y micro irrigación.
La introducción de un sistema de tuberías conjuntamente con una
política masiva de forestación de las zonas altas de las cuencas y uso
de micro irrigación permitiría un crecimiento anual del PBI agropecuario
de 15% anual por un periodo de 20 a 30 años. El crecimiento del PBI
agropecuario y su impacto indirecto en la economía permitiría agregar
entre 1 a 2 puntos porcentuales el crecimiento anual del PBI total.
Corresponde a la ARCC la elaboración del plan de reconstrucción en
coordinación con las regiones, gobiernos locales y los ministerios de
Economía y Finanzas, Transportes y Comunicaciones, Agricultura y Riego y
Vivienda, Construcción y Saneamiento. Esperemos que en la elaboración
del plan no primen los intereses sectoriales y que prime el criterio
técnico por cuenca en el que el uso racional y eficiente del agua sea el
objetivo que permita convertir el actual sector agropecuario en un
sector moderno y motor de la economía en el que el impacto de los
fenómenos de El Niño sea una cosa del pasado.
http://alertaeconomica.com/el-plan-para-la-reconstruccion-nacional-con-cambios/