La
deforestación
avanza de manera alarmante en la Selva Central. Un último reporte de
imágenes satelitales alerta de la pérdida de 360 hectáreas de bosque en
Ucayali y Loreto. La informalidad campea. No se trata de pequeños productores. Todo apunta a la agricultura de gran escala.
Juana Gallegos
Domingo, 1 de Octubre del 2017
Las máquinas avanzan sin freno sobre los bosques de
Ucayali y
Loreto. Es lo primero que se piensa al ver las imágenes satelitales del último reporte del
Proyecto de Monitoreo de los Andes Amazónicos o MAAP por sus siglas en inglés.
“Aquí se ven vías de acceso en línea recta, probablemente se están
trazando los inicios de un proyecto agroindustrial”, dice el sociólogo
Juan Luis Dammert refiriéndose al arrasamiento que ha sufrido la zona norte de Irimía, en
Ucayali (el
tercer gráfico en la infografía), y que en solo cuatro meses, entre
junio y setiembre de 2017, ha perdido 180 hectáreas de bosque primario.
El experto en conflictos ambientales señala que es poco probable que los responsables de la
deforestación
hayan sido pequeños agricultores. Pues, mientras estos se abren paso
lentamente a punta de machete y muy cerca de las vías de comunicación,
lo que se ve en esta área es el despojo planificado del bosque.
"Para realizar un cultivo de ese tipo se requieren recursos que no
puede costear la agricultura de pequeña escala o migratoria. Claramente
se ve la intervención de maquinaria propia de la agricultura a gran
escala", opina el director del
Programa Forestal de la SPDA, José Luis Capella.
Según el reporte del MAAP, la deforestación, que se ubica a solo dos kilómetros del
Área de Conservación Regional Irimía, correspondería a una asociación de agricultores.
Dammert tiene una explicación: "Para acceder a la tierra hoy es común
que se asocien agricultores y que tramiten constancias de posesión en
las
Direcciones Agrarias de los Gobiernos Regionales. Sin embargo, esto puede servir de fachada para la posterior venta de sus tierras a agroexportadoras".
Es el caso del
Grupo Melka del empresario estadounidense Dennis Melka, que tiene antecedentes de acaparamiento de tierras en Ucayali y
Loreto
para el cultivo de palma aceitera y cacao. Según Oxfam, esta
agroexportadora le compró 5,000 hectáreas de bosque a la Asociación de
Productores Agropecuarios Las Palmeras de Tibecocha, que agrupaba a
otras asociaciones pequeñas.
De partida,
Ucayali es uno de los departamentos de la selva amazónica más golpeado por la deforestación. Según los datos del Ministerio del Ambiente, solo en 2016 perdió 29,611 hectáreas de bosque.
Y si le echamos un vistazo al número total de hectáreas perdidas a
nivel nacional, solo el año pasado fueron arrasadas 164,662 ha, lo
equivalente a 230,619 estadios nacionales.
Mirada de águila
“Las áreas deforestadas se distribuían de forma caótica y el 80% no
pasaba de las cinco hectáreas”, señala el biólogo Sidney Novoa, quien
monitorea desde el 2015 las vistas satelitales para MAAP, “lo que hemos
encontrado este año, en estos tres puntos, son trazos planeados que
corresponderían a una tendencia hacia la lotización”, agrega sobre el
último reporte.
Desde el 2015 las oenegés
Amazon Conservation Association (ACA) y
Conservación Amazónica
(ACCA) tienen acceso a imágenes de los satélites LanSat y Sentinel. Con
estos "vistazos de águila" preparan sus alertas, las cuales son
enviadas a políticos, organismos estatales y medios de comunicación.
La tecnología satelital es indispensable para obtener información
sobre el estado de nuestros bosques. El Estado también tiene su monitor,
la plataforma
Geo Bosques del Programa Nacional de Conservación de Bosques del
Ministerio del Ambiente
que, según su coordinador general, César Calmet, da el dato oficial y
único sobre la deforestación: "Por primera vez, los ministerios de
Ambiente y Agricultura nos ponemos de acuerdo para trabajar sobre una
única base de datos".
Volviendo al reporte del MAAP, la deforestación correspondiente a la
zona de Nueva Requena en Ucayali responde al trazo tres líneas rectas de
9 kilómetros, probablemente caminos de acceso que se han cargado 76
hectáreas de bosque. "Estas líneas se ubican al interior de un Bosque de
Producción Permanente, lo que indica una invasión ilegal", señala el
reporte.
"Esta categoría de zonificación está reservada para otorgar
concesiones forestales de extracción de madera, ecoturismo u otras
actividades. En la concesión, el beneficiado se compromete a extraer
madera, por ejemplo, pero con un plan de reforestación a largo plazo.
Esta área no debería estar otorgada a la agricultura, a todas luces es
una invasión ilegal, a no ser que sea un campamento maderero
gigantesco", precisa
Juan Luis Dammert.
Hay que señalar que en esta zona se reportó, a comienzos de este mes,
el asesinato de seis agricultores en un enfrentamiento por posesión de
tierras. Además, menciona el MAAP, el área deforestada está cerca a dos
proyectos de palma aceitera a gran escala.
La degradación de bosques en
Loreto es tan grave como la de
Ucayali.
El 2016 se perdieron 37,151 ha. Cerca de la localidad de Orellana se
han detectado una serie de líneas rectas de aproximadamente 19 km que se
han llevado por delante 104 ha de selva.
Muros de contención
Parece que la deforestación le está ganando la carrera al Estado.
Según José Luis Capella, los encargados de que los bosques no sean
depredados son, en primer término, los gobiernos regionales, en estos
casos los de Ucayali y Loreto.
"Adicionalmente, el
Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre
(SERFOR) es el ente rector nacional en materia de uso sostenible de los
bosques", agrega el experto. Por su parte, Serfor le devuelve la
responsabilidad a los gobiernos regionales, pero reconoce que son ellos
los que sancionan la infracción por actividades forestales ilegales. Han
señalado que "abrirán mesas de diálogo en Ucayali para que todas las
instituciones involucradas en el control forestal puedan articularse de
mejor manera".
Mientras las entidades estatales se 'pimponean' las
responsabilidades, la deforestación sigue trayéndose abajo miles de
árboles. El
Programa Bosques del MINAM, otro organismo
estatal al que le compete esta problemática, ha lanzado un programa de
conservación de bosques con las comunidades nativas.
"A través de unos incentivos dados a poblados cercanos a áreas
protegidas creamos una especie de muro de contención contra el avance de
la deforestación. De tener cincuenta poblados asociados, queremos
cerrar el 2017 con 200", dice el coordinador ejecutivo
César Calmet.
La mirada in situ es, sin duda, la más adecuada para saber a ciencia
cierta qué se cuece en las zonas más remotas de la selva donde, lejos
del Estado y amparados en gobiernos regionales concesivos o cómplices,
se termina repartiendo los bosques sin control.
Las imágenes satélites, como las del MAAP, pueden ser de ayuda para el control. Es un primer paso.
La
deforestación de tipo hormiga del pequeño
agricultor es muy lenta, lo que muestran las imágenes es actividad
agroindustrial. En 2016 perdimos 164,662 ha de bosque de la
Selva Amazónica. Ucayali y Loreto son los más golpeados por la
deforestación.
http://larepublica.pe/domingo/1105064-tierra-arrasada