Ese plan debe permitir que Alemania, primera
economía europea, cumpla con el objetivo de reducir en un 40% las
emisiones de gases de efecto invernadero entre 1990 y 2020.
De
no adoptarse ese plan, que apunta a reducir en 62 millones de toneladas
las emisiones, Alemania estaría a seis o siete puntos porcentuales del
objetivo.
Los incentivos fiscales para la
adaptación energética de las viviendas y el ahorro en calefacción y agua
caliente deben aportar de 25 a 30 toneladas de reducción.
El
sector eléctrico debe reducir las emisiones en 22 millones de
toneladas, lo que implica limitar la utilización del carbón para la
producción de electricidad.
Por su lado, el
sector del transporte debe cumplir con un objetivo de siete a diez
millones de toneladas a través de un aumento de las tarifas de peaje
para los camiones más contaminadores.
Por su lado, los agricultores, entre otras medidas, deberán restringir el uso de fertilizantes.
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