En la actividad -que se desarrollará en La Casa
de Fray Bartolomé de las Casas, ubicada en la Av. Tullumayo, desde las
16:00 horas- se darán a conocer iniciativas de preservación integral, el
intercambio de experiencias, conocimientos de la especie y la
implementación de mecanismos para su protección.
Los
organizadores, como el Parque Nacional del Manu, la Fundación Wii de
Colombia y la organización no gubernamental Frankfurt Zoological Society
Perú, dieron a conocer la participación de expertos de la fundación,
del Serfor Perú y del Gobierno Regional del Cusco.
Estas
organizaciones, a través de proyectos, realizan estudios sobre fauna y
en especial sobre el oso andino y las interrelaciones con las
comunidades en las que viven.
El cónclave
permitirá brindar a representantes de las entidades del Estado
relacionadas a la conservación y manejo de fauna silvestre,
investigadores y estudiantes universitarios, un conjunto de herramientas
y métodos para estudiar al oso andino en el lugar donde vive y la
interacción humano-oso. Habrá una mesa redonda y se presentarán videos
de las experiencias.
La importancia del oso
andino (Tremarctos ornatus) es ecológica y cultural. Esta especie no
sólo estimula la regeneración de los bosques y ayuda a la dispersión de
semillas, sino que además es un personaje central de culturas
sudamericanas, como el Ukuku en el Cusco o Maeni, el hermano mayor de
los Matsiguenkas, en la región Amazónica.
Varias
regiones y áreas protegidas en Perú, como la Reserva de Biosfera del
Manu, así como otras áreas naturales protegidas en los países donde
habita, posicionan al oso andino como especie emblemática y objeto de
conservación.
El oso andino es conocido también
como oso de anteojos por las manchas características que tiene en su
rostro, muchas veces alrededor de sus ojos. Es una especie única en
Sudamérica y quizá la menos agresiva de las ocho que hay en el mundo.
En
la actualidad se encuentra en peligro de extinción debido
principalmente a la fragmentación de su hábitat. Esta especie vive a lo
largo de la cordillera de los andes, en Perú, Venezuela, Colombia,
Ecuador y Bolivia, se adapta a pisos ecológicos desde los 250 hasta los
4,750 metros de altitud.
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