Servidora pública trabaja con fiscales, policías y miembros de las Fuerzas Armadas
Karina Garay Tapia tiene a cargo el operativo Mercurio 2019, que erradicó la minería ilegal de La Pampa, ubicada en la zona de amortigüamiento de la Reserva Nacional de TambopataCortesía
17:04 | Lima, nov. 24.
Aunque no tiene superpoderes ni el lazo de la verdad ni brazaletes mágicos indestructibles, por su vocación de servicio e indesmayable defensa de la Amazonía la llaman Wonder Woman. Se trata de Karina Garay Tapia, quien tiene a cargo el operativo Mercurio 2019, que erradicó la minería ilegal de La Pampa, zona ubicada cerca de la reserva nacional de Tambopata, y que hoy vigila junto con su equipo de trabajo, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional para que los delincuentes no vuelvan a depredar la selva de Madre de Dios en busca de oro.
Antes de salir a un operativo para cuidar los bosques o dorados ríos de Madre de Dios, Karina le reza a la madre naturaleza. Le pide que la proteja,
que la cuide siempre porque trabaja para defenderla. Es la oración que
la inmuniza del mal que expanden por la selva los mineros ilegales
ansiosos de extraer el oro que abunda en esas tierras.
Es
fiscal provincial del 5° Despacho de Investigación de la Fiscalía
Especializada en Materia Ambiental de Madre de Dios desde el 2019,
y llegó con el encargo de asumir la conducción del operativo Mercurio,
nombre con el que bautizó la Policía Nacional a la más importante acción
que se llevó a cabo para despejar 12,500 km2 de terreno de mineros
ilegales, maquinarias pesadas, bares y trata que afectaron durante años
la zona de amortiguamiento de la reserva de Tambopata.
Los operativos fueron diarios durante ese año –recuerda–;
usaban motocicletas, cargueros y hasta caminaban por las tierras con
mercurio para expulsar a los que ocupaban vastas áreas del ecosistema
más importante del Perú. Entre noviembre y diciembre del año pasado
lograron controlar el 95 % de la zona.
“No habría sido posible si no trabajábamos en conjunto fiscales del despacho, policías, militares.
Hasta ahora continúa el trabajo, pues semanalmente sobrevolamos en
helicóptero lo que quedó de La Pampa para evitar que regresen, y
combatimos el efecto globo, la dispersión de los ilegales hacia los ríos
más alejados, donde el Estado tiene dificultad de llegar. Se aprovechan
de eso”, explica.
Vocación de justicia
Las personas que conocen la labor de Karina la llaman la Wonder Woman. Su entrega para erradicar los delitos ambientales es valorada por mujeres y hombres.
Y
es que Karina ha hecho de todo: se ha expuesto a peligros, ha trepado
árboles, por poco se ahoga en el río Malinowski, porque sabe que su
propósito es preservar los recursos naturales que son parte de la
humanidad.
Dios
y la Virgen, asegura, la guían para cumplir esa misión inspirada en la
vocación de justicia que heredó de su abuelo materno y su progenitora,
por quienes sintió el llamado del derecho. Esta joven servidora pública cusqueña, madre de familia, desde la escuela supo que tenía que proteger la flora y fauna del Perú. Y nada lo ha alterado. Ni siquiera en junio, cuando fue afectada por el covid-19.
Madre naturaleza
Ahora
que sobrevuela La Pampa, la sensación de desolación aparece al ver cómo
ha quedado: es un gran desierto, dice, pero está libre de actividades
ilícitas, de personas que no aman la Amazonía.
“Logramos recuperar la reserva natural de Tambopata, la más importante del Perú y el mundo.
Cumplimos esa misión tan anhelada. Estamos esperando que sea
reforestada cuanto antes. A pesar de la pandemia, seguimos protegiendo
la naturaleza”, afirma.
Un compromiso al que se
deben sumar todas las entidades públicas involucradas; solo así,
señala, la presencia de poblaciones que llegan de zonas rurales muy
pobres de Cusco y Puno, carentes de ilusiones por una vida plena,
acabará.
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