En una entrevista con Efe al término del Comité Forestal de la
Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el
responsable consideró que, sabiendo cómo gestionar los bosques templados
con sostenibilidad, "la mayor tarea pendiente es no haber podido hacer
lo mismo en los tropicales".
Para este tipo de bosques, donde la deforestación es mayor y cada año
se pierden siete millones de hectáreas, "no tenemos ni el mismo
conocimiento ni la experiencia suficientemente sistematizada de cómo
manejarlos", aseguró el responsable, que reconoció algunas experiencias
de éxito y otras muchas que han fracasado.
Quien fuera ministro de Ambiente y Energía de Costa Rica destacó que su
país ha sido uno de los pocos del mundo tropical que logró detener la
pérdida de cubierta forestal con maderas naturales, mientras que Vietnam
lo consiguió esencialmente con bosques plantados y Brasil ha realizado
avances a gran escala.
Sin embargo, en general falta una "respuesta científica y técnica
completa", por lo que es de esperar que la meta fijada de detener la
deforestación para 2030 se cumpla a nivel global, pero no en todos los
países o regiones, según Castro.
Otros bosques que han recibido la atención del comité son los de las
zonas áridas, unas tierras que ocupan unos 6.100 millones de hectáreas
(el 45 % de la superficie terrestre) y en las que viven 2.000 millones
de personas (el 90 % en países en desarrollo).
Allí el cambio climático está teniendo un efecto "devastador",
empeorando las condiciones de millones de personas que, como en el
Sahel, han tenido que emigrar, dijo el director forestal de la FAO.
Para revertir esa tendencia, subrayó medidas como la creación de un
nuevo grupo de trabajo especializado en sistemas forestales de zonas
áridas y los proyectos de la agencia en veinte países africanos con
vistas a mejorar su gestión.
Frente a la vieja rivalidad entre la actividad forestal y la agrícola
en el uso de los recursos naturales, el director general adjunto dio el
debate por zanjado y enfatizó que, según datos recabados este año, más
de veinte países han conservado su superficie forestal al tiempo que han
elevado sus niveles de seguridad alimentaria.
Explicó que esos países, muchos de ellos en desarrollo y con una
población creciente de aspiraciones económicas "sofisticadas", "han
podido decir que no es necesario cortar más bosques para proveer la
alimentación y desarrollar la agricultura", al lograrlo mediante
fórmulas como la intensificación agrícola o la innovación tecnológica.
A su juicio, dichas experiencias suponen un punto de inflexión, puesto
que, hasta ahora, solo se tenían las pruebas de los países ricos, que
primero cortaron árboles para construir barcos y fábricas, y luego se
desarrollaron, marcando al resto ese camino.
Los tiempos han cambiado y actualmente la innovación tecnológica
permite, por ejemplo, explotar de forma limpia el ciclo de vida de los
productos de madera -desde muebles y materiales de construcción hasta
combustible-, que acumulan el carbono y contribuyen a reducir las
emisiones de CO2.
También existen herramientas para obtener información en tiempo real,
que hasta hace poco costaban millones de dólares y llevaba años
desarrollar.
Castro indicó que estas son aplicables a la lucha contra los incendios
forestales, la identificación temprana de especies invasoras, fenómenos
exacerbados con el cambio climático.
"Es un cambio tecnológico abrupto porque en el pasado teníamos esa
capacidad, pero no la podíamos trasladar a los gobiernos ni a las
personas (como agricultores o académicos) porque requería equipos muy
sofisticados. Ahora lo puede hacer cualquiera", agregó.
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