El convenio fue suscrito en La Paz por la
ministra boliviana de Medio Ambiente y Aguas, Alexandra Moreira, y el
ministro del Ambiente de Perú, Manuel Pulgar, bajo el título
"Lineamientos y acciones para la recuperación ambiental del lago
Titicaca y su diversidad biológica".
Este
acuerdo materializa uno de los compromisos adoptados por los presidentes
boliviano, Evo Morales, y peruano, Ollanta Humala, en la Declaración de
la Isla Esteves en junio de 2015.
El lago
Titicaca, ubicado en la frontera entre ambos países a 4.000 metros de
altitud y el más grande de agua dulce en Suramérica, está afectado por
la contaminación de aguas residuales domésticas e industriales, así como
por el cambio climático.
Según explicó
Moreira, el acuerdo bilateral se concentra en la reducción de presiones
ambientales, la organización de actividades de concienciación, la
contribución a la recuperación ambiental del lago y su diversidad
biológica, y el fortalecimiento de la gestión ambiental integral
binacional.
La primera fase de inversión de
este proyecto, financiada con 63 millones de dólares, se centrará en la
gestión de residuos sólidos y la cobertura de alcantarillado de las
poblaciones cercanas al ecosistema acuático, para atajar el problema de
la contaminación orgánica, el más inmediato.
En
fases sucesivas, donde se invertirán "entre 400 y 500 millones de
dólares" hasta 2025, se abordarán problemas industriales, mineros,
agrícolas y ganaderos, informó el Ministerio de Medio Ambiente
boliviano.
Moreira destacó que Bolivia ya
dedicó 1,5 millones de dólares en 2015 a la construcción de plantas de
tratamiento de agua residual en las poblaciones cercanas, que tienen que
ser implantadas "de manera urgente".
La
ministra lamentó que el lago tiene zonas contaminadas desde hace
cincuenta años, producto de la industria y la minería en su entorno, y
destacó un reciente episodio de "bloom" (acumulación repentina de algas
en un sistema acuático), que supuso la pérdida de flora y fauna.
Asimismo,
afirmó que su departamento trabaja en optimizar los sistemas de riego
para no utilizar en exceso el agua del lago, y defendió utilizar la
"biorremediación" de la polución acuática mediante los juncos totorales,
"un sistema natural efectivo para combatir la contaminación, y que
están perdiendo extensión".
Los dos ministros
destacaron que el Titicaca es un recurso fundamental para una población
de aproximadamente tres millones de personas en los dos países, por lo
que subrayaron la necesidad de colaboración ciudadana.
"Hay
un número importante de personas que se relacionan con el sistema, pero
tienen que aprender a relacionarse con él", aseveró, por su parte,
Pulgar.
El ministro peruano afirmó que su país
licitará durante este año diez plantas de tratamiento de aguas
residuales por valor de 437 millones de dólares.
Explicó que uno de los retos para preservar el sistema del Titicaca es evitar las actividades de minería ilegal en su entorno.
"Es
importante enfrentar con decisión y a veces coercitivamente a quienes
cometen actividades ilegales", aseveró, al tiempo que defendió ayudar a
los que ejercen sus actividades en zonas permitidas y tienen la voluntad
de colaborar.
Pulgar recordó que el Titicaca
es "fuente de las culturas ancestrales" de Bolivia y Perú, una razón más
por la que debe preservarse.
En este sentido,
el canciller boliviano, David Choquehuanca, destacó la importancia del
lago como "lugar sagrado" y "centro energético de la tierra", por lo que
defendió la implicación de toda Suramérica y el mundo en su
preservación.
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