domingo, 21 de septiembre de 2014

Flora y Fauna amenazadas por el crimen

La explotación ilegal de la flora y fauna es un delito emergente en el mundo. Lo que alguna vez se consideró tradicional o costumbre, hoy claramente es un delito con cortes de organización transnacional que afecta a la humanidad en su totalidad.  Aunque parezca increíble, las rutas de la droga, del tráfico de personas y armas son utilizadas para el transporte ilegal de animales en peligro de extinción y madera ilegal.

Estas organizaciones criminales, muchas veces localizadas en zonas donde el Estado es más débil, utilizan las ganancias para aumentar la corrupción, debilitar las instituciones de justicia y Policía y muchas veces potenciar otras redes ilegales.  Los Estados nacionales muchas veces han mirado para otro lado, finalmente las especies animales y los árboles parecían infinitos pero la realidad ha llegado más rápido de lo esperado y cada día desaparecen cientos de animales y miles de hectáreas son destruidas. Todo esto sin reparación.
Un caso emblemático es el manatí en la Amazonía. Animal dócil, sin dientes, que por cientos de años se dedicó a comer las algas que crecen en el fondo de los ríos para así evitar que los mismos colapsen y se mantengan altos niveles de navegación. Manatí que cumple un rol en el ecosistema además porque consume plantas que a su vez eliminan muchos minerales del río.



Animal dulce que enfrenta a humanos que lo están borrando de su hábitat. Literalmente borrando por su carne principalmente.  Carne que llega llena de minerales y por ende produce consecuencias de salud importantes para la población. ¿Qué estamos haciendo para evitar esto? Poco o nada. Los gobiernos siguen mirando al costado no solo en prevención sino también en educación, lo que sin duda presenta un horizonte en blanco y negro.  Como los manatí, hay miles de especies animales que día a día son víctimas de organizaciones criminales que se aprovechan de la falta de regulación.

El costo estimado de estas actividades supera según Naciones Unidas los 10 mil millones de dólares.  Aunque el ejemplo anterior deja en claro que hay pérdidas que son invaluables.
La tala ilegal es otro fenómeno creciente, descontrolado que debe ser tratado como un hecho criminal. El calentamiento global, la sostenibilidad de miles de comunidades, la calidad de vida de todos, se afecta por la falta de control nacional  e internacional de procesos de deforestación que se potencian diariamente en el mundo.  Sin mencionar el efecto pernicioso que tiene sobre las comunidades que ven en tala ilegal una forma de sobrevivencia dejando entonces actividades productivas legales e incluso desmotivando a la educación como forma de desarrollo.

En la mayoría de países en desarrollo, los crímenes contra la flora y fauna son débilmente enfrentados. Muchos ni siquiera consideran estos hechos como situaciones punibles que requieran de procesos de prevención, control y castigo específicos.  Los avances en los países de América Latina son débiles. A pesar de tener uno de los pulmones más grandes el mundo, las noticias que genera se vinculan más a la deforestación que a la sostenibilidad.

Reconocer las profundas precariedades y vulnerabilidades de aquellos que habitan las zonas donde hay mayor biodiversidad no debería significar barrer debajo de la alfombra los crímenes contra la flora y fauna. Por el contrario, esas son las comunidades que deben convertirse en los activistas por la lucha contra este tipo de actividades, son los espacios donde se deben construir los puentes más sólidos de un futuro donde a nadie le parezca correcto depredar especies. Sobre todo porque ahora nosotros, los humanos,  somos los verdaderos depredadores.

http://www.larepublica.pe/columnistas/agenda-internacional/flora-y-fauna-amenazadas-por-el-crimen-21-09-2014 

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