Según un estudio sobre el consumo electrodoméstico, realizado por la Dirección General de Electricidad (DGE) del MEM, el uso de focos incandescentes y en horarios inadecuados representa el 37% del consumo, seguido de la refrigeradora –cuyo su consumo equivale a 3,5 focos de 100 watts- que está conectada las 24 horas y representa el 29% del consumo hogareño.
En tercer lugar se ubica el televisor (8 %), de uso cada vez más frecuente en los hogares, seguido de la ducha eléctrica (5 %), sobre todo en invierno; la computadora y la plancha eléctrica (4 %), el calentador de agua o terma eléctrica (3 %) y la lavadora (2 %).
El especialista de la DGE, José Rodríguez Vásquez, señaló que es importante que la población aprenda a utilizar eficientemente los electrodomésticos y comprar aquellos que tengan menos consumo energético, porque ello tendrá un impacto directo en su economía familiar.
Recordó que, según el cuadro de equivalencias estándar, en el consumo de electrodomésticos elaborado por la DGE, la cocina eléctrica de cuatro hornillas es el artefacto que más energía eléctrica consume con 4,500 watts por hora, equivalente a 45 focos de 100 watts.
Le siguen la ducha eléctrica (35 focos de 100 watts), el calentador de agua (30 focos), el hervidor de agua y la terma eléctrica (15 focos), la secadora de cabello (12 focos), el horno micro ondas (11 focos), la olla arrocera y la plancha eléctrica (10 focos).
Asimismo, la cafetera (8 focos), la tostadora (7,5 focos), la aspiradora (6 focos), la lavadora (5 focos), la computadora (4 focos), la refrigeradora (3,5 focos) y la licuadora (3 focos).
Rodríguez dijo que para lograr la eficiencia en el consumo eléctrico es fundamental hacer uso racional de los electrodomésticos y la iluminación, utilizando sólo aquellos artefactos que se realmente requieran, sin dejarlos encendidos por gusto, así como encender sólo aquellas luces en ambientes donde sea necesario contar con iluminación artificial.
Recordó que son malos hábitos de consumo el dejar encendida la televisión, la computadora, el ventilador u otro artefacto, así como la iluminación de una o más habitaciones cuando se tiene que abandonarlas por un tiempo prolongado o quedarse dormido con los equipos conectados.
En el caso de los focos, el especialista recomendó tomar en cuenta las horas de vida del producto –que en el caso de los ahorradores puede llegar a las 10 mil horas-, la luminancia o intensidad, la eficiencia energética y el consumo en watts.
Refirió que esta información se puede observar fácilmente en los empaques de los focos que se comercializan actualmente en el mercado, donde está también señalado la clasificación del rendimiento energético utilizando letras que indican el nivel de menor a mayor consumo.
Según la clasificación internacional, la letra “A” representa el menor nivel de consumo, mientras que la letra “G” significa el mayor consumo.
“Si una persona va a comprar un foco debe fijarse la letra indicada en el recuadro sobre energía que figura en el empaque. Así podrá saber si le conviene adquirir dicho producto en función del consumo energético y, por consiguiente, de consumo económico”, remarcó.
(FIN) LZD/RRC
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