Las ballenas jorobadas y las tortugas marinas se capturaron durante mucho tiempo. Estuvieron al borde de la extinción. En La Reunión, las Comoras y Madagascar, personas comprometidas demuestran que podemos convivir con estos gigantes de forma respetuosa.
Una cría de ballena nacida en la costa de la isla de Reunión y una tortuga marina adulta cruzan por primera vez el océano. La pequeña ballena es vista junto a su madre cerca de Madagascar, una parada importante en la ruta migratoria de estos mamíferos marinos que cada año se dirigen a las aguas ricas en nutrientes de la Antártida. La tortuga marina, en cambio, tiene otro destino: nada hacia Isla Europa, su isla natal, a más de mil kilómetros de distancia.
Allí se reproducirá para garantizar la supervivencia de su especie.
Las ballenas jorobadas y las tortugas marinas fueron cazadas por el hombre durante tanto tiempo que estuvieron al borde de la extinción. Hoy en día, las poblaciones se están recuperando, pero las actividades humanas siguen suponiendo una amenaza para estas fascinantes criaturas marinas. Para que sobrevivan, los humanos deben cambiar su comportamiento y aprender a convivir con ellas de forma armoniosa y sostenible.
Por ello, se recomienda a los turistas que bucean en La Reunión que traten a las ballenas jorobadas con respeto: Los animales deciden si quieren acercarse o no a sus admiradores humanos. Durante las excursiones de avistamiento de ballenas frente a Sainte-Marie, el motor se apaga para no molestar a la joven ballena y a su madre. Y en las Comoras, los habitantes de Itsamia ponen coto a los cazadores furtivos para que las tortugas marinas puedan desovar en paz en la playa cercana. Para garantizar la supervivencia de estas especies amenazadas, es prioritario proteger los lugares donde se reproducen.
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